Situación inaudita en el seno de Linux: el jefazo supremo se retira temporalmente para reflexionar sobre su comportamiento y la agresividad verbal por la que es conocido, al tiempo que pide disculpas a quienes haya podido ofender a lo largo del tiempo.
Lo cuenta todo el propio Linus Torvalds en las listas de correo, en el típico mensaje semanal en el que repasa el estado actual de la rama en desarrollo de Linux, los cambios que se han introducido y demás pormenores técnicos. En concreto habla de Linux 4.19, de la que os informamos hace poco será la próxima versión de soporte extendido y quizás la que cierre su numeración. No obstante, este mensaje tiene dos partes, y en la segunda nos encontramos con un Linus casi desconocido.
Según lo relata, la chispa le vino tras un contratiempo con la planificación de la cumbre anual que reúne a los mantenedores de Linux, un evento pequeño a puerta cerrada al que apenas asiste una treintena de personas, y cuyo principal objetivo es tratar problemas no técnicos relativos al desarrollo del kernel. Pero a Linus se le olvidó y cuando le comunicaron las fechas, ya las tenía reservadas para pasar unas vacaciones en familia, por lo que la organización tuvo que sopesar si seguir adelante sin él, o retrasar y reubicar el evento, que es lo que ha terminado sucediendo.
Así las cosas, la cita cambia de Vancouver a Edimburgo, con las consiguientes molestias para quienes tenían preparado el viaje. Fue Torvalds quien sugirió que hiciesen el evento sin él, a lo que la organización se negó en rotundo. “Pero toda esa situación arrancó entonces un tipo de discusión completamente diferente“, comenta. “Me di cuenta de que no había entendido nada bien a algunas de las personas involucradas“. Algo pasó esos días de mucha discusión pública y privada, de acuerdo a lo que sostiene, que le supusieron una suerte de revelación o, como él mismo dice, un “momento de mirarse al espejo“.
Así que aquí estamos, por un lado dándome cuenta de que no es divertido o buena señal querer saltarme la reunión anual por entero, y por el otro dándome cuenta de que había estado ignorando sentimientos profundamente arraigados en la comunidad.
Es diferente cuando puedes ignorar estos problemas. Por lo general, es algo a lo que no he querido enfrentarme.
Esta es mi realidad. No soy un tipo de persona empática emocionalmente, lo cual probablemente no sea una gran sorpresa para nadie. Y menos para mí. El hecho de haber malinterpretado a la gente y no darme cuenta (durante años) de lo mal que he juzgado la situación y contribuido a un ambiente poco profesional no es bueno.
Esta semana en nuestra comunidad se me ha confrontado acerca de mi carencia comprendiendo las emociones. Mis ataques frívolos en correos electrónicos no han sido profesionales ni requeridos. Especialmente las veces en las que los llevé al ámbito personal. En mi búsqueda por una mejor solución, esto tenía sentido para mí. Ahora sé que no estaba bien y lo siento de veras.
Lo anterior es básicamente una larga forma de llegar a la dolorosa conclusión personal de que tengo que cambiar algo de mi comportamiento, y quiero pedirle disculpas a la gente que mi comportamiento personal dolió y posiblemente alejó del desarrollo del kernel por completo.
“Me tomaré un descanso y recibiré ayuda para entender las emociones de las personas y cómo responder de manera apropiada“, prosigue un insólito Torvalds, antes de explicar qué va a pasar con el desarrollo del kernel. Pero hagamos una pausa en este punto, porque vale la pena ponerle un poco de contexto a la situación para quien desconozca la historia de Linus y sus arranques verbales.
La actitud del creador de Linux de soltar por la boca lo que le viene en gana no es algo reciente, y ejemplos tan memorables y mediáticos como el NVIDIA, fuck you! son conocidos por mucha gente. Entre la comunidad de desarrolladores del kernel, sin embargo, se han dado momentos mucho más turbulentos en los que prácticamente siempre -por lo que ha trascendido- Linus tenía la razón, pero no usaba las formas adecuadas. Resumiéndolo para que todo el mundo lo entienda, Torvalds es alguien muy exigente al que no le gusta nada que le hagan trabajar de más por no hacer las cosas bien desde el principio, y son ese tipo de errores los que le sacan de sus casillas.
Por mencionar un caso significativo, después de uno de sus sobresaltos llegó a conceder que “mi cultura es maldecir“, un artículo de lectura recomendada para poner en perspectiva lo que pasa ahora, muy especialmente por la última cita que recoge, en la que Torvalds se declara contrario a toda corrección política en el ámbito laboral. Viene a cuento por la época de maniqueísmo en que vivimos, en la que la ofensa a los sentimientos se ha convertido en una especie pecado capital, mas no recíproco según la postura que se tome.
Pero lo cierto es que más allá de la corrección política, la actitud y virulencia de todo lo que Linus Torvalds ha soltado por su teclado, teniendo en consideración la posición de poder que ostenta entre los desarrolladores de Linux, ha sido muchas veces excesiva. A principios de 2015 se promulgó un código de conflictos precisamente para ayudar a resolver estas situaciones, pero parece que no sirvió para mucho, a tenor de que a finales de ese año se denunció un “ambiente tóxico” que generó abandonos e incluso un fork del kernel que no llegó a ningún sitio.
Ahora, impulsado por Greg Kroah-Hartman y respaldado por el propio Torvalds y otros desarrolladores destacados, el código de conflictos ha sido reemplazado por un código de conducta completo, basado en el que ya utilizan otros proyectos de software libre y desarrollo colaborativo, con apartados específicos sobre comportamientos aceptables e inaceptables, responsabilidades y demás.
Siguiendo con la historia que nos ocupa, Linus se retira temporalmente de la primera línea para recibir ayuda y al cargo del chiringuito queda, como no podía ser de otra manera, Greg Kroah-Hartman, a quien Torvalds ha pedido que termine la supervisión de Linux 4.19 por él. Pero avisa: “esto no significa que esté quemado y necesite irme […] Más bien al contrario. Quiero continuar con este proyecto al que he dedicado casi tres décadas“.
Así, Torvalds compara este retiro a cuando hizo lo propio “porque necesitaba escribir una pequeña herramienta llamada Git“, solo que en este caso el motivo es diferente.
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