Skynet cada vez más cerca. El día que la humanidad fue derrotada por una inteligencia artificial

AlphaGo, la película, narra la historia del software superhumano que venció al Go, pero también la de los técnicos que lo crearon, aclamados como estrellas del deporte, y la de los jugadores que perdieron ante la máquina. El mensaje: debemos ver la derrota con optimismo. El campeón europeo de Go, Fan Hui, tuvo que salir a tomar un poco de aire fresco. «Ya no me entiendo», se decía a sí mismo.

Hui fue el primer jugador profesional de Go que se midió contra AlphaGo, un sistema de inteligencia artificial (IA) que da título de un nuevo documental de Greg Kohs que se estrenó en abril en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York (EEUU). Cuando Hui recibió una invitación para visitar la sede londinense (Reino Unido) de Google donde trabaja el equipo de investigación DeepMind que desarrolló AlphaGo, estaba muy seguro de sí mismo. Después de todo, como dice el propio Hui, «sólo es un programa».

Hui tenía motivos para sentirse favorito. Aunque la IA había logrado hazañas impresionantes en los últimos años, dominar el Go era un reto histórico y especialmente desafiante. Y de hecho, según las previsiones de los expertos, aún faltaba una década para lograrlo.  El Go se considera el «pináculo de los juegos de mesa», afirma el cofundador y CEO de DeepMind, y jugador de Go de talla mundial, Demis Hassabis. Ningún programa había derrotado jamás a un profesional humano sobre un tablero completo. Así que cuando esa tarde Hui jugó contra la máquina, no esperaba que sus capacidades se vieran puestas a prueba demasiado.

Pero AlphaGo no era un programa de Go cualquiera. Es producto de una innovadora ingeniería y del trabajo en equipo de varias docenas de científicos de DeepMind. El programa había jugado un número de partidas inabarcable para cualquier humano y se había aprovechado de esa experiencia para entrenar sus redes neuronales profundas y mejorar su juego. Para cuando se enfrentó a Hui, AlphaGo había entrenado con 160.000 partidas grabadas de destacados jugadores de Go, y después con 30 millones de partidas más en las que compitió contra sí mismo. Cuando Hui se descubrió perdiendo ante AlphaGo, sabía que su mundo, y el mundo del Go profesional, estaba a punto de cambiar para siempre.

Aunque AlphaGo, la película, se centra en un logro tecnológico, también presenta dos historias humanas. Por un lado, está el trabajo de los científicos de DeepMind y su impresionante misión de alcanzar este hito de la inteligencia artificial. Por otro, cuenta la historia de Fan Hui y otras personas dedicadas a estudiar este juego. Cinéfilamente hablando, la segunda historia es más atractiva. ¿Cómo se siente uno al ser destronado? Si dominar Go «requiere intuición humana», ¿qué pasa cuando una faceta humana se ve desafiada?

Todos tendremos que abordar estas preguntas a medida que la inteligencia artificial vaya adentrándose en nuestras vidas. Para Fan Hui, un minuto es el campeón europeo de Go, y al siguiente se ve irremediablemente superado por una combinación de ingeniería humana, aprendizaje automático y computación a escala masiva. Cuando los medios de comunicación documentaron su derrota, su mujer le dijo que no mirara internet para no ver las críticas que sus colegas hacían sobre su forma de jugar. Pero Hui se recuperó pronto, a su propia manera colorida y afable. Aceptó de buena gana convertirse en colaborador de DeepMind para seguir evaluando y mejorando AlphaGo, que aún tenía que enfrentarse a oponentes aún mejores. Con una sonrisa en la cara, Hui dice: «Hago lo que puedo para proteger la inteligencia humana», a pesar de que sus esfuerzos van en la dirección opuesta.

El punto álgido de la película narra el ya histórico enfrentamiento de cinco partidas entre AlphaGo y Lee Sedol, uno de los mejores jugadores de Go del mundo, disputado en Seúl (Corea del Sur) en marzo de 2016. En ese momento, el enfrentamiento fue ampliamente cubierto por los medios, así que el resultado no sorprenderá a ningún espectador. No obstante, la película logra generar suspense. El equipo de AlphaGo se apresura a hacer los últimos ajustes, intentando diagnosticar algunos defectos raros pero potencialmente vergonzosos. A pesar de ser el campeón mundial, Sedol lucha con una presión inusual. Después de todo, no sólo se representa a sí mismo sino a toda la humanidad.

La película también logra superar otro obstáculo: hacer que el Go parezca un deporte atractivo incluso para los espectadores que no lo conocen. Las partidas son lentas y, a no ser que el público sea experto en Go, la acción resulta difícil de discernir. Pero con una cuidadosa edición, la película transmite las acciones de AlphaGo mediante las reacciones de Sedol. Horas del pensamiento penetrante de Sedol se resumen como una serie de tics nerviosos, resuellos y expresiones de frustración que revelan a un hombre, en la cima de su arte, enfrentándose a un nuevo tipo de reto.

En la sala de control de AlphaGo, la escena es muy distinta. La sala rebosa de emoción de los creadores, no de su creación. Mientras los científicos de DeepMind monitorizan varios diagnósticos, intentando analizar lo que está pensando AlphaGo, se viven momentos de ansiedad y de alegría. Ajeno a todo eso, AlphaGo continúa jugando, con movimientos buenos y malos.

Hay algunos elementos teatrales adicionales. En los momentos previos a la competición, mientras el equipo de DeepMind se prepara para el vuelo a Seúl, AlphaGo (versión 18) es descargado y guardado en un portátil, como si Sedol fuera a poder simplemente abrir el portátil, arrancar AlphaGo y empezar la competición. En realidad, AlphaGo requiere un arsenal de equipos al ejecutarse desde 1.202 CPU y 176 GPU durante la partida contra Hui, y posiblemente más durante el enfrentamiento contra Sedol.

En Corea del Sur, este espectáculo se compara con la Super Bowl [NdT: la final del campeonato estadounidense de fútbol americano], un tema cómodo para el director, Kohs, dada su experiencia con el estudio cinematográfico de la liga profesional de fútbol americano de EEUU. En el aeropuerto, los científicos son recibidos como un equipo deportivo campeón, rodeados de cámaras y flashes. En las calles de Seúl, las partidas se emiten en directo por streaming en enormes vallas publicitarias con comentaristas y hordas de aficionados.

Después de quedar clara la victoria, se palpa la tristeza mientras se asimila la nueva realidad. «Quiero pedir perdón», dice Sedol, obviamente decepcionado. Para el equipo de DeepMind, la victoria resulta agridulce. Hassabis lamenta: «No puedo celebrarlo».

Sedol, Hui y los demás acaban recuperando la alegría y adquieren una apreciación por lo nuevo y lo bello. Go ha sido estudiado durante miles de años. Ahora, hay una oportunidad para analizarlo de nuevo, a través de los ojos de AlphaGo. Para Sedol, esta victoria «demostrará a los humanos cosas que nunca hemos descubierto».

Para los demás, el triunfo de AlphaGo es menos personal. La mayoría de las artes humanas (la literatura, la música, el humor, la cocina, etcétera) aún se encuentran fuera del alcance de los sistemas actuales, y tal vez haya que esperar mucho antes de que la inteligencia artificial aporte un significado nuevo a estos campos. La tecnología de AlphaGo funciona mejor en tareas específicas para las que existen enormes cantidades de datos de entrenamiento. La inteligencia artificial necesitará enfoques nuevos para abordar actividades ambiguas a partir de pequeñas experiencia, como hacen los humanos.

Pero cuando la IA se colocó la corona del ajedrez y la del concurso televisivo Jeopardy! los millones de jugadores y aficionados siguieron viendo la magia de estos juegos. Con Hui y Sedol como guías, AlphaGo nos anima a acoger de buen grado los cambios que aún están por venir.

*Brenden Lake es investigador científicos de datos de la Universidad de Nueva York (EEUU).

Fuente: https://www.technologyreview.es/s/7927/el-dia-que-la-humanidad-fue-derrotada-por-una-inteligencia-artificial

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